lunes, 23 de agosto de 2010

Gumaro

-Ira m'ijo!! Ese de ahí se parece al GUMARO que teníamos en la casa!!!

El pequeño de apenas unos 5 años le contesta a su papá:

-Si, son peces bettas papi.

Panchito

Para poder contar esta historia algunos nombres y ubicaciones serán omitidos para proteger las verdaderas identidades de los actores de la vida real, ¡si! porque esto es una historia real, aunque usted no lo crea...

Todo comenzó cuando una tía desesperada, con la abuelita y un sobrino acudieron a cierto changarro para conseguir un "Panchito".

Y bueno, ¿qué pasó para tener que salir a buscar un Panchito con tanta desesperación? Pues Panchito se murió, ¿cómo? no lo saben, la tía declara que amaneció muerto.

El sobrino pide que se busque al más corriente, al más feo, sin color y sin chiste, es decir un Panchito cualquiera...

La abuelita con un rictus de preocupación en la cara dice:
-¡Ay!ero que vamos a hacer cuando regrese la niña, si hasta lo besaba antes de ir a la escuela, lo acariciaba y le decía: ¡Panchito te quiero!

La tía que ya no sabía que hacer más que preocuparse más contó su tragedia Panchitica así:
-Búsquenos un Panchito por favor, que le voy a decir a la niña mañana que regresa de las vacaciones y me encargó a su Panchito, todavía lo tomó en su manita le dió un beso y le dijo: Panchito, te quiero mucho, no me extrañes, que solo te dejo encargado con mi tía, cuando terminen las vacaciones regreso por ti... ¡¡QUE LE VOY A DECIR!! Búsqueme un Panchito que se le parezca, a ver si no se da cuenta, pero mejor que encuentre un Panchito sustituto a nada.

Recorriendo el lugar iban observando a todos los probables sustitutos del Panchito muerto, que no podía ser rojo porque Panchito no era rojo, ¿cómo iba a ser que de pronto Panchito se volviera de otro color?, que amarillo tampoco, no rosa, ni azul... Y si, hubo varios Panchitos, grises, con unas pequitas negras y cara que no decía nada...

-¡¡ESE!! Ese se parece a Panchito, ¿cuánto le debemos? ¿dónde pagamos?

-No es nada, esos siempre llegan de colados, aquí se los comen los más grandes...

Dos Panchitos sustitutos fueron preparados para ir a ocupar el lugar de el Panchito verdadero ahora ya extinto, mientras la tía con esperanza y una mentira piadosa, tomaba en una bolsa con agua y aire a los dos charalitos que con suerte evitarían romperle el corazón a una pequeñita de 8 años.